jueves, 30 de abril de 2009

mis rosas están calmas
mis pumas están sedados
acribillados de sedas de plumas de marsopas grises

todo es como un ocaso que nunca se termina y el horizonte
se ve tan espeluznante tan naranja y dorado
tan espectro y tan fugaz replandor inanlcanzable

amor los días que se pasan como un souvenir
como un recuerdo de lo que fue
como una presagio del porvenir sin presagios

en la repisa esa cosa que está para mostrar lo que no estará más

ardo vientre del alma no querés engendrar más lágrimas de papel
no querés entender
no sabés que la vida es una cigarra rosada
que huye con las amapolas de noche
y se espanta en tantos extravíos

no sabés
que tu piel es blanca como la azucena
no podés ver
que el mar ya te abrío toda en el desatino
en el desamparo del destino

perla violeta
no querés salir
de las ostras que te amparan que te susurran tan gentiles
que te acompañan en la aureola azul
serpiente de tantos sueños
que se tragan enteros y no pueden digerirse sin sufrir el máximo volumen de su pesar
tu sombra etéra
deambula por las noches sonámbulo está tu deseo
y lo perseguís con las manos estiradas adelante
en la intemperie oscura

hasta cuándo yarará de gas

hasta cuándo un tormento
inundará tus lúgubres ojos

será solo una nube gris que se despega del horizonte
será solo una coraza inútil la yerra de tu alma

será un albatros que atroz vuelve el alba y se vislumbra
en lo alto en el cielo que no deja de ocultarse
entre los techos
los techos
los techos
los techos que nos apalstan en la lánguida asertividad

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